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Five Card Story: El lapidador anónimo
a Five Card Flickr story by Paula created Apr 27 2015, 04:36:02 pm. Create a new one!
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En una vieja casa de madera, situada a las afueras del pueblo, a unos cinco kilómetros de la ciudad para ser exactos, vivían 3 hermanos, dos chicas de dieciséis y catorce años, y un niño de siete. Los tres hermanos vivían en casa de su abuela, ya que su madre falleció a causa de una enfermedad muy contagiosa y su padre desapareció hace ya mucho tiempo, había ido a buscar leña y caza para mantener a su familia, se adentró en el bosque que había al otro lado del extenso campo que rodeaba la casa, y nunca jamás volvió a salir de él.
Los niños vivían una triste historia de huérfanos, pero junto a su abuela se las apañaban bastante bien. La pobre anciana se estaba haciendo mayor y los chicos debían cuidar de ella. Cada mañana iban a recoger los huevos de las gallinas para el desayuno, después de desayunar cogían las bicicletas, un poco de dinero y la comida, y se dirigían al pueblo para comprar los alimentos e instrumentos necesarios de los que no prescindían en el huerto o que no les podían ofrecer los animales. Luego regresaban y dedicaban parte de la tarde en el huerto. A partir de las ocho tenían tiempo libre para merodear por el campo o volver al pueblo con los amigos.
Esa tarde, los tres hermanos decidieron organizar una excursión por el bosque, junto a 3 de sus mejores amigos y el perrito de la abuela. Cogieron las mochilas y se adentraron al bosque, en una hora ya habían recorrido un largo tramo y decidieron descansar un poco y merendar. Estaban los chicos y el perro en pleno apogeo, con sus bocadillos y sus chocolatinas cuando de repente un enorme estruendo sonó cerca de donde estaban. Se trataba de un tiro. Con el menor ruido posible, los chicos se acercaron poco a poco al lugar de donde procedía el tiro, cuando se acercaban, el hermanito pequeño pegó un grito al tropezarse con algo, era una cantimplora, pero no una cualquiera, era sin duda la de su padre, pero estaba vieja y llena de óxido por todas partes, hacía una eternidad que estaba hundida en el barro. Luego, al cabo de diez minutos encontraron una tumba, si es que se le podía llamar tumba, era una piedra mal colocada, escrita con una especie de pigmento negro. En ella había un collar colgado de una esquina de la roca, y un nombre escrito en letra cursiva y difícil de descifrar, el nombre de su padre.
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