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Five Card Story: Lo siento, profesor!
a Five Card Flickr story by nica created Oct 28 2010, 07:23:55 pm. Create a new one!
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Salí de mi apartamento a las cinco para estar segura que llegaría a nuestra reunión. Pensé que una hora sería más que suficiente para navegar a través de esta ciudad tan nueva para mí—pero equivoque. No me di cuenta que las calles de Buenos Aires no siguen la misma organización de los calles estadounidenses. Aun con un mapa, me encontré en una calle extraña en el centro de un desfile caótico. Porque no quería perder la oportunidad de experimentar en la cultura argentina, decidí a participar en la celebración. Sin embargo ellos tuvieron otros planes para mí. Inmediatamente la multitud me reconocieron como extranjera. Antes de pudiera resistir, ellos me agarraron y me pusieron dentro una bola de plástica. Durante casi una hora quedaba a dentro esta bola como prisionera, caminaba sin fin y gritando por ayuda. Por fin, el desfile terminó y los argentinos me dejaron. Utilicé una navaja para liberarme de esta tumba de plástica. En este momento, sabía que estaba muy tarde pero la única cosa que me importaba era mi seguridad…y también el hambre. Traumatizada, buscaba un restaurante para comprar algo de comer (después de todo estos ejercicios, sentía casi muerta y no tenía ninguna energía). Encontré una panadería en que vendían macarrones--mi pastel favorito. Tomé rápidamente mis últimos pesos de mis bolsillos pero cuando los tuve en la mano, cayeron en un lago cercano. Tal vez por causa de hambre, o quizás de locura, me quité todo la ropa y zambullí al agua. Para mi sorpresa, en el fondo del lago descubrí casi doscientos pesos. Cuando regresé a la superficie, todo el mundo estaba mirando en mi dirección. No me importaba, me sequé y me vestí, y volví a la panadería. En este estado tan raro, tenía el deseo de comer limas. Con mi dinero extra, compré cinco limas y algunas cervezas para acompañar a los macarrones. En este momento, imagino que era a las ocho porque ya estaba oscureciendo. Pudiera haber sido la oscuridad, el trauma de los eventos del día, o las tres cervezas que había tomado, pero de repente las vi algunas mujeres vestidas como nativas americanas en la calle. Para evitar más extrañezas y para preservar mi sanidad, llamé a un taxi para llevarme directamente a mi casa.
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