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Five Card Story: Perdón Profesor!
a Five Card Flickr story by Isabella created Nov 01 2010, 08:01:59 am. Create a new one!
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Profesor Echeverría,
Me quiero disculpar por no llegar a nuestra cita hoy para trabajar en el proyecto, pero ni siquiera vas a poder imaginarte el día tan interesante y confuso que he tenido.
Salí de mi casa a las 5:30 de la tarde para poder llegar a nuestra cita a tiempo. Sin embargo, al salir a la autopista en mi carro vi que estaba en una congestión miedoso! Los carros no se movían y todo el mundo pitaba trataba de encontrar una manera de salirse de la autopista. De repente, me empecé a desesperar porque vi que la congestión iba a seguir por un largo rato, y no quería llegar tarde a la cita. Sin pensarlo, empecé a pitarle al trafico y entre los pequeños espacios que se fueron formando, me metí, y manejando sobre la grama, salí a la autopista de devuelta donde no había ni un carro. En ese momento pensé que iba a poder devolverme a mi casa, y a volver a salir a la Universidad por otra ruta. Pero pronto me dí cuenta que la autopista en la cual estaba andando estaba cerrada y que todas las salidas de la autopista estaban bloqueadas por postes. Entonces, fue cuando decidí llamar a avisarte que iba a llegar tarde. Cuando busqué mi celular en mi cartera, no estaba! Entonces vi que la única manera de salirme de esta situación miedosa era seguir andando sur por la carretera, para ver donde podía encontrar una salida.
Manejé más o menos media hora por la carretera hasta que se acabo, y me dejó en un campo desconocido. Al principio, el sitio parecía estar solo y lo único que se veía era el panorama maravilloso de las montañas. Como mi carro estaba bajo de gasolina, lo dejé estacionado en medio del campo abierto. Empecé a caminar y después de un largo rato, escuché unos ruidos extraños. De un momento a otro, me vi rodeada por un grupo de mujeres vestidas como nativas de la región. Eran mujeres muy bonitas, con trenzas largas, plumas en sus cabezas, y vestidas con colores vivos. Al principio no me decían nada y sólo me miraban con expresiones blancas. Pero después de unos minutos, se empezaron a reír! Me dijeron que eran estudiantes de la ciudad, y que estaban pasando el fin de semana en el campo para un estudio sobre la vida de los nativos en las montañas de la región, lo cual explica la ropa que tenían puesta. Les pregunte si había una gasolinera cerca de donde estábamos, o un sito donde pudiera comer, ya que se estaba poniendo tarde y estaba muerta del hambre! Las mujeres solo ser reían, y me decían que estaba en una región muy lejos de la ciudad y de cualquier tipo de civilización. La única forma de salir de ahí sería a caminar a la estación de tren que quedaba retirada. Las estudiantes me ofrecieron comida que habían traído ‘como contrabando,’ ya que como parte de su estudio, no estaban permitidas a llevar comida de la ciudad o objetos electrónicos (no tenían celulares)! Resulta que lo único que les quedaba de su comida eran unos panecillos deliciosos! De toda la comida del mundo, ellas tenían docenas y docenas de estos panecillos. Como tenía tanta hambre, empecé a comérmelos con muchas ganas!
Cuando estaba satisfecha, me dijeron que ya se tenían que devolver a su campamento con los nativos en la montaña. Tenía dos opciones: quedarme sola en el campo oscuro sin ningún modo de comunicación, o irme con ellas a su campamento. No quería quedarme sola en la oscuridad en un sitio desconocido, entonce me fui con ellas. Al treparme por los árboles para subir la montaña, me atrópese y me corté el brazo. La herida estaba un poco profunda, entonces una de las niñas me dijo que las nativas les habían enseñado una manera de sanar heridas como la que tenía. Una de las niñas, que se llamaba Mariana, me mostró que ahí crecían árboles de limón, y cogió un limón. Sacó una herramienta que parecía cuchillo y cortó el limón sobre my brazo, sacándole el jugo acido para que se metiera dentro de mi herida. No entiendes lo doloroso que fue sentir el acido metiéndose entre mi herida, pero el alivio después de unos minutos al sentirme curada.
Subimos hasta el campamento de la gente indígena, donde cené de acuerdo a sus costumbres y donde aprendí mucho de su cultura, cosa que quisiera incluir en el proyecto. Después de cenar ahí, Mariana ofreció llevarme a la estación de tren. Entonces caminamos un largo rato y cuando por fin llegamos a la estación de tren, Mariana me dijo que este me dejaría en el centro de la ciudad, donde podría coger un taxi a mi casa. Me despedí de Mariana y me monté al tren que solo me llevaba a mi y a un hombre que tenía puesto un disfraz de buceador! En ese momento ya estaba exhausta de un día tan largo y tan fuera de mi control, y al ver al hombre vestido así, empecé a burlarme en su cara! El hombre se quitó su careta y se introduzco como Javier, un estudiante universitario que iba a una fiesta de disfraces en la ciudad, pero que se había perdido en el tren. Cuando el me dijo que también se había perdido, me sentí identificada por que me imaginé que el entendería mis sentimientos de soledad y de vergüenza. Entonces le empecé a contar a Javier de mi día. El me contó de su día y me hizo sentir mejor, ya que el también se había perdido inútilmente y se perdió la fiesta de disfraces.
Cuando el tren llegó al centro de la ciudad, era evidente que a una cuadra estaban teniendo un concierto! Aunque Jaime se veía ridículo con su traje de buzo, su careta, y sus aletas, fuimos lo mas cerca que podíamos al concierto, donde Juanes estaba llegando al escenario dentro de una bola de aire transparente, que estaba siendo movida por gente de la audiencia! Yo no podía creer lo que estaba viendo y me entró una emoción inexplicable. Pero, como no podíamos entrar al concierto, me despedí de Javier, y tomé un taxi a casa.
Ahora son las diez de la noche y te estoy contando todo lo que me pasó hoy para que entiendas que no falté la cita por gusto. Fue un día largo y desesperante, pero a la misma vez conocí a gente muy interesante y aprendí muchas cosas. Perdón por no poder ayudar con el proyecto, y espero que podamos hacer otra cita!
Cordialmente,
Isabella Sanchez
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